Marketing, astucia y ética: un trio factible ¿siempre?
06 de julio, 2009 por Catuxa
En la última edición de la Comunidad 2.0 se hablaba de marketing viral y entre los numerosos comentarios se compartieron algunas posibles campañas de marketing para nuestras bibliotecas. Una que me llamó especialmente la atención fue la aportación de Pablo Garcia, su propuesta no tiene desperdicio:
Tomando como referencia al provocador Follonero, se me ocurre un posible ejemplo de marketing viral algo tonto dirigido a un amplio sector: imaginaros que una persona dice haber perdido su décimo premiado de lotería o euromillones en un ejemplar de la colección de novela negra (amplia y poco consultada) devuelto a la biblioteca de su barrio. Es probable que los medios se hicieran eco rápidamente del suceso y también más que probable que el número de personas que se acerquen al centro a consultar la colección de novela negra se multiplique exponencialmente. ¿Engaño? sí, pero el alboroto estaría garantizado.
Sin duda, causarían revuelo en nuestras bibliotecas, aunque implica cierta dosis de imaginación y falsedad, pero como en el caso de la leyenda urbana que afirma que en las listas de los más leídos, empresas como Amazon siempre cuelan algun libro olvidado per seculo seculorum par avivar sus ventas.
¿Es ético, profesionalmente, utilizar estas tretas y argucias tan propias del mundo empresarial? ¿el fin justifica los medios?
Y la pregunta más importante. Conseguirá animar el préstamo de las bibliotecas, pero ¿leerán lo que se lleven prestado?
Con todos mis respetos, me parece una soberana memez. Pan para hoy y hambre para mañana.
Quizá, para que efectivamente los usuarios leyesen los libros que pidiesen prestados, el mito debiera tener una vuelta de tuerca adicional. El ganador del décimo premiado lo dejó olvidado justo en el libro en cuyo relato aparece una críptica secuencia de números que al ser descifrada da como resultado el número ganador. Tres o cuatro mitos como éste y estoy seguro que nuestros lectores se volverán compulsivos con el hábito de la lectura.
Por cierto, ante un eventual juicio que algún lector pueda iniciar en mi contra, sólo decir que la idea no es mía. Apenas estoy transmitiendo lo que me dijo un amigo. Aunque no tenemos secreto profesional, de todas maneras me acojo a él para no revelar la identidad de mi amigo.
Creo que en este ejemplo no hay que buscarle el interés en promocionar la lectura o el uso de las bibliotecas. De forma directa al menos. Como dice al final: el revuelo estaría garantizado, y eso sería precisamente lo que se perseguiría con un engaño así: revuelo, que se hable de la biblioteca, de su colección de novela negra, que esté en boca de todos… Aunque a mi se me antoja poco ético en nuestro ámbito, la verdad (llamadme clásica ;P)
La provocación, como cualquier otra estrategia de marketing, podría ser interesante para llamar la atención sobre las bibliotecas, pero no entiendo por qué hay que echar mano de la mentira o la falta de ética.
La falta de ética, a la larga, lo que acaba transmitiendo es sólo una idea negativa de lo que se quiere vender.
Me pregunto: ¿El objetivo es únicamente que se fijen en las bibliotecas? ¿No se puede aprovechar para transmitir una imagen positiva de ellas? Si vamos a provocar ¿Queremos hacerlo como Paris Hilton o como Amnistía Internacional o Benetton?
En resumen ¿No se puede ser provocador y al mismo tiempo transparente, auténtico y positivo?
Pues yo sí que la veo como una buena estrategia de marketing. Es cierto que puede que no consigamos incrementar el índice de lectura, pero ¿es eso nuestro único objetivo? ¿sigue siendo una prioridad en la misión de las bibliotecas el que el ciudadano lea más?
Sinceramente, lo que si que es cierto es que la biblioteca seria visitada , y conocida, por todo el pueblo y más allá, y muchos descubririan primero que hay una cosa que se llama biblioteca, y segundo, el ciudadano descfubriría todo lo que la bibliteca puede ofrecerles.
¿Es ético? mientras no perjudique y dañe a nadie, ¿por qué no?
El objetivo que tengamos detrás ha de ser el que nos guie en la estrategia a utilizar, es decir, queremos más visita de la Biblioteca o queremos más libros prestados?
En lo personal, me gusta hacerme cargo de las expectativas que se puede generar en los distintos mensajes que utilizamos como anzuelo para atraer…
Cariños, desde el cono sur…
Macarena
Querida amiga Catuxa
Pues fíjate tú, que no estoy seguro, pero me da la impresión que estos días he dido objeto (con tantos amigos defendíendome no puedo decir victima) de una campaña de Marketing viral.
Creo que la experiencia nos ha enseñado el límite del marketing. Como dice mi sobrino Sergio “no es una mentira, es una broma”; se pueden hacer bromas y guiños a nuestros usuarios, pero el límite es el prójimo. No todo vale, por ejemplo, no vale insultar (o permitir insultar desde el anonimato) a otra persona. No vale hacer daño ni dejar que lo hagan.
Son tecnicas efectivas, pero sse han de evaluar bien los posibles daños, no sea que el asunto nos estalle entre manos.
Permiso para no linkar.
Dídac